La Coordinadora Ecologista y los vecinos de zonas sensibles como Avilés o Gijón denuncian la ineficacia de los planes que ponen en marcha las administraciones // Medio Ambiente destaca la mejora de los indicadores // La última alerta saltó este fin de semana.
El oeste y el centro de Gijón reciben un baño de carbón. Esa era el titular de
El oeste y el centro de Gijón reciben un baño de carbón. Esa era el titular de
ASTURIAS24 del pasado 24 de julio sobre la nube de mineral procedente de El Musel que sembró la alarma. Las denuncias ecologistas por la detección de picos de contaminación en Asturias se suceden en los últimos meses. La última ha tenido lugar este fin de semana, en pleno puente de Todos los Santos, cuando los niveles de las micropartículas PM10, que son las que suelen presentar niveles preocupantes en la región, se dispararon en varias estaciones gijonesas. Hasta el Principado barajó la posibilidad de activar los niveles de prealerta de la población que tiene en sus protocolos. Finalmente, no fue necesario. La pregunta que surge a raíz de estas informaciones es cómo es la calidad del aire en Asturias, si ha empeorado en los últimos años y si se está cumpliendo la normativa. Medio Ambiente defiende su actuación.Apunta a la red de estaciones medidoras que desde hace dos años ofrecen información en tiempo real y que son de libre acceso a través de internet. También ha puesto en marcha planes de mejora en las dos zonas más conflictivas, Gijón y Avilés, y realiza un estricto seguimiento. Ecologistas y vecinos, en cambio, ofrecen otra versión cargada de triquiñuelas. La de las grandes empresas contaminadoras burlando la ley, la de las estaciones medidoras que se alejan de los focos para mejorar sus resultados, la de la administración atribuyendo los picos en las mediciones a errores de las máquinas,...
Datos en la cocina
La crítica fundamental de la Coordinadora Ecoligstas de Asturias es que la administración "cocina los datos". ¿Cómo? Fructuoso Pontigo, su portavoz, ofrece cinco fórmulas distintas pero complementarias. Pontigo denuncia que las estaciones se colocan lejos de los puntos de emisión y pone como ejemplo Salinas, donde la maquina está tres kilómetros y tapada por viviendas, o Lugones, donde se cambió de ubicación y se situó en la zona del instituto, alejada de las fábricas que aún funcionan en esta localidad de Siero. Otra forma es que la estación no mida precisamente el principal contaminante presente en una localidad. Vuelve a hablar de Salinas para explicar que su estación no analiza el dióxido de azufre, que es su principal problema. En tercer lugar cree que la administración "trampea los datos", ya que elimina y no valida los más altos y lo justifica como errores en el funcionamiento, y así "baja la media de los niveles". Por otro lado, las 64 estaciones medidoras no ofrecen señales en tiempo real. Las empresas no aportan datos en continuo sino que muestran resúmenes a posteriori, por lo que Pontigo apunta a que pueden ser corregidos con facilidad. En quinto lugar, tienen dudas sobre el mantenimiento que se efectúa de la tecnología. "Si los filtros no se limpian, se obstruyen y miden menos contaminación", cita como ejemplo.
Desde que la información de los datos de vigilancia es pública, la coordinadora revisa todos los días los resultados. Con esta rutina de trabajo, laCoordinadora Ecologista de Asturias ha conseguido dar la voz de alarma casi en tiempo real y no un año después o cuando los vecinos sufren un incremento de la contaminación. Antes los informes del Principado eran anuales y eso impedía una actuación más ágil. Pontigo señala que esa es unas de las razones por las que ahora proliferan las denuncias. Otra, que realmente las empresas siguen contaminando. Solo atribuyen a errores reales de medición el 15% de los picos detectados en los análisis de la calidad del aire. En el 85% restante de los casos, algo está pasando.
Cerrados a cal y canto
Lo saben bien los vecinos que conviven con la contaminación. "Dormimos en permanente estado de emergencia, con puertas y ventanas cerradas a cal y canto, en invierno y en verano. Porque lo peor pasa por las noches y los fines de semana. Las empresas esperan a que oscurezca para aumentar las emisiones". Habla un vecino de Tremañes, de la asociación La Lloreda, que prefiere no dar su nombre. Su batalla no solo afecta a su día a día, también ha tenido problemas legales con las compañías que han estado a punto de sentarle en un banquillo por sus denuncias. Continúa en la pelea pero prefiere que su nombre no aparezca en los medios. "No solo se secan nuestros árboles o regamos las huertas con agua contaminada, hay momentos en los que es difícil estar en la calle. Las propias empresas tienen sus oficinas cerradas. Tengo vecinos que están pensando poner dispositivos de aire a presión en casa para que no les entre la polución”, insiste este hombre que lleva más de dos décadas viviendo en la misma localidad.
La zona oeste de Gijón es una de las más conflictivas. El Principado tiene en marcha el Plan de Mejora de Calidad del aire en la Zona de aglomeración de Gijón, aprobado por el Consejo de Gobierno en el verano de 2014, y que incluye 22 medidas de actuación prioritarias. Este programa cuenta con una comisión de seguimiento en la que también están representados los colectivos vecinales y ecologistas. Por su parte, el ayuntamiento dispone de un plan de intervención de la zona. Los vecinos afirman que estas iniciativas no son malas pero tampoco realmente eficaces. Ven más un maquillaje que una verdadera intención de mejorar. “La única mejora real es que algunas compañías han instalado un sistema de lavado de ruedas para los camiones”, explica con ironía.
Fructuoso Pontigo resulta menos crítico aunque nada complaciente. “No es que esos planes no sirvan para nada pero son insuficientes. Es como si a alguien con mucha hambre le das un tenedor pero no comida. En realidad, no van al foco del problema”, explica el portavoz de la coordinadora. Por ejemplo, el Plan de Mejora de la Calidad del Aire en la Zona Central de Asturias en Avilés, ya ha concluido. Los 15 puntos que se pusieron en marcha se han completado. Se han corregido algunos aspectos pero la realidad es que no se ha acabado con la contaminación. Todavía a principios de octubre, la Coordinadora denunció que, comparados los datos de los nueve primeros meses del año 2015 con los del 2014, en las redes publicas y privada, se podía comprobar que en las micropartículas PM10 se superó durante todo el año los umbrales de protección para la salud y Asturias registró los peores datos de toda España en 22 estaciones. En esa área de Avilés-Castrillón-Gozón, subieron las superaciones en las estaciones de las Arrobias, de Llaranes, de la Maruca, Endasa, Arnao, Raíces y Condres.
Otro punto de conflicto está en el tema de las competencias de las administraciones. Los vecinos de Tremañes cuentas experiencias concretas. Ahora mismo están en marcha los dos planes, el del Principado y el del ayuntamiento. A una administración le corresponde, por ejemplo, el análisis de la tierra, y a otra, la del agua. Así llevan, desde agosto, esperando a que el consistorio realice unas analíticas del agua, con la que beben o riegan sus huertos. Pese a que el Gobierno local se ha comprometido a hacerlo y a las presiones de partidos de la oposición, miembros de La Lloreda explican que lo único cierto es que no se han hecho.
Mientra tanto, siguen organizando actividades complementarias de información y concienciación. El próximo sábado, 7 de noviembre, tienen una charla en el centro cultural de Leorio, montada de forma conjunta por Les Caseries, la federación de asociaciones de vecinos rurales del concejo. La impartirán el decano de la Facultad de Biología, Tomás Emilio Díaz, y Paco Ramos, de Ecologistas en Acción.
El Principado
¿Qué postura mantiene el Principado? La administración alimenta una web completa en la que recopila la normativa, ofrece las mediciones en tiempo real y publica todos los planes que pone en marcha. Sus principales cometidos son el control y validación de los datos emitidos por la red de estaciones, vigilando el cumplimiento de los valores límite establecidos. En total, hay 64 máquinas, de las que sólo 21 son de las administraciones, 20 del Principado y una de Gijón. El resto pertenece a las empresas que tienen la obligación de tenerlas, desde cementeras a térmicas. Además, elabora esos citados planes de calidad del aire. Los principales contaminantes que miden son el dióxido de azufre, las partículas PM10, el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y el ozono, aunque algunas estaciones pueden tener en cuenta también las partículas PM2, el plomo, benceno o el ácido fluorhídrico. En cuanto al marco normativo, en España está en vigor la Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de calidad del aire y protección de la atmósfera, que derogó la hasta entonces vigente Ley 38/1972.
No obstante, la ley es compleja y existen muchos vericuetos. Fructuoso Pontigo pone un ejemplo con las micropartículas PM-10, que es con las que está habiendo un problema real en Asturias. El real decreto 102/2011 marca que el límite máximo de emisiones tiene que ser de 40 microgramos de media anual. Pero también hay otra forma de medirlo. Tampoco puede superar 50 microgramos durante 24 horas seguidas un total de 35 días al año. Por encima de alguno de esos parámetros se está incumpliendo la ley. La OMS, en cambio, dice desde 2014 que la media anual máxima aconsejable debería ser de 20 microgramos. Esta misma disparidad de criterios y de fórmulas de medición se puede aplicar al dióxido de nitrógeno o al dióxido de azufre.
El Gobierno esgrime esa vigilancia constante y emite comunicados con frecuencia sobre el tema. No hace mucho, a principios del mes de octubre, precisó que "unos supuestos episodios de contaminación" denunciados por colectivos ecologistas en Gijón no eran reales, porque "no se superaron los valores legales admitidos por la normativa vigente". Poco antes, a mediados de septiembre, sí que reconocía en la zona de Avilés unos "valores más elevados de lo habitual en la concentración de partículas PM-10" y lo achacaba a unas obras.
La Consejería de Infraestructuras Ordenación del Territorio y Medio Ambiente ofreció, también a principios de septiembre, una visión optimista de la situación en la reunión de los comités de coordinación y seguimiento de los planes de Avilés y Gijón. La responsable, Belén Fernández, habló de una mejora generalizada de todos los valores en ambas áreas. Señaló que habían bajado los niveles de contaminación en todas las estaciones y, en concreto, en Avilés, ese descenso era cercano al 30%.
Desde la primavera pasada se cuenta, además, con unos protocolos provisionales de alerta y prealerta para actuar en caso de que se superen los umbrales legales. En el caso concreto de Gijón, y en el del plan concluido de Avilés, Medio Ambiente señala que "han tenido un indiscutible efecto positivo y han motivado desde 2014 un descenso en el nivel de contaminación". También, "con el objetivo de avanzar hasta los valores comendados por las Organización Mundial de la Salud (OMS)", la Administración asturiana insiste en que "perseverará en las labores de control y vigilancias de las actividades potencialmente contaminantes de la atmósfera y exigirá las mejoras de la tecnología disponible para la reducción de las emisiones". Trabajada en otros frentes complementarios, como en la elaboración de un decreto de prevención y control de la contaminación acústica, que muchas veces va aparejada a la actividad de grandes industrias.
Amenazas a futuro
Al margen de las emisiones ya conocidas, ¿cuáles son las principales amenazas a corto plazo en la región? Fructuoso Pontigo no duda en señalar a la incineradora que el Principado pretende aprobar y que supondría las quema de cientos de miles de toneladas de residuos al año en pleno corazón de Asturias y también a la regasificadora de El Musel. Si estos dos proyectos ven algún día la luz, la Coordinadora Ecologista denuncia que se convertirían en dos nuevos focos contaminantes a gran escala. Tampoco se queda tranquilo con el uso de nuevos combustibles por parte de las industrias, que son más baratos pero también más contaminantes. Pone un caso concreto, como Caleras de San Cucao que quiere alimentar sus hornos con pet-coke.
Existen luego otros planes de menor envergadura que también pueden afectar a la calidad del aire de localidades concretas. A esa escala señala los dos crematorios proyectados en Pola de Siero. En este caso, Pontigo, al igual quela plataforma vecinal que trata de frenarlos, discute la ubicación, justo al lado de los colegios, del centro de salud y de una zona muy poblada. "En este caso la denuncia no se basa tanto en la cantidad como en la calidad del aire y en la proximidad con la población. En Gijón o en Luarca se ha dado luz verde a instalaciones alejadas y en La Pola está siendo todo lo contrario. Eso no se le ocurre a nadie", precisa.